De Caminar Medellín - Recorrido 1
El Maestro Pedro Nel Gómez cuenta en algún relato autobiográfico que mientras estudiaba en la Universidad Nacional a veces venía caminando desde su casa en Itagüí, hoy, desde la que posteriormente fuera su Casa en el tradicional Barrio de Aranjuez, hemos comenzado nuestros recorridos por la ciudad.
Caminar Medellín es posible, las condiciones para hacerlo son las que ponemos en entredicho en nuestro ejercicio académico de recorrerla, nuestro andar por la ciudad, durará 8 semanas y nos llevará desde la casa museo en Aranjuez hasta el sector de lo que fuera la Siderúrgica Medellín (SIMESA) ahora sector de renovación urbana, que entre otros edificios albergará la nueva sede del MAMM. La intensión es abrirnos camino entre espacios, edificaciones, vías, vehículos, obstáculos etc. Acompañados de algunos invitados, que desde sus diferentes ópticas nos brindaran elementos de juicio en la tarea que nos hemos impuesto de hacer un diagnostico del proyecto peatonal de la ciudad
Después de visitar la casa Museo Pedro Nel Gómez, el Jardín Botánico y el Cementerio San Pedro, y además encontrarnos con Aura López y Juan Diego Torres, no dejo de pensar en la idea de una ciudad sembrada de flores, y no me refiero a la estereotípica idea de la ciudad de la eterna primavera, sino, aquella que intenta opacar su reciente historia de miedo y violencia, en la que sobresalen, en medio de un terreno con evidentes marcas del paso de una tormenta, algunas flores que avizoran un mejor mañana.
Desde la escalinata que conduce al centro del patio y de la casa, se ven por encima del techo los volúmenes de ladrillo de las casas del barrio, algunos árboles y las montañas que como siempre en Medellín cierran las escenas, una intensa luz inunda los espacios y se respira una tranquilidad inspiradora, al salir descendemos por una curvada vía con pocos andenes, buscando el Jardín Botánico, de pronto aparece en medio de este sector, lleno de talleres, de vehículos y obras en las calles, la potente imagen de un edificio de Rogelio Salmona, surge como una inmenso Girasol que nace justo en medio de lo que hace poco tiempo solo era una montaña de basura, al menos así se veía desde afuera, hoy es Moravia y su centro cultural, un sembrado más.
Atravesamos el antiguo bosque de la independencia, hoy, el Jardín Botánico que como bien nos cuneta Aura López estuvo a punto de morir, pero su agonía ha terminado y ahora esta revitalizado y más vivo que nunca, allí las flores son literales y aunque más que un Jardín Botánico es un parque urbano de importantes dimensiones, las gentes y en especial los niños que le visitan, bautizan uno de los nuevos espacios que la ciudad había olvidado y desaprovechado por décadas.
Para concluir esta visita, mas parecida a un encuentro con un jardinero aficionado que devela sus más preciados tesoros cultivados en medio de matorrales en el patio de su casa, llegamos al Cementerio San Pedro y de nuevo entre flores, esta vez de luto, conocemos la historia de un inmortal, uno que ha muerto y resucitado entre las diferentes relaciones que se tejen con la muerte en nuestra ciudad, este espacio pervive como testimonio de las transformaciones físicas de la ciudad y florece de nuevo entre proyectos que le han convertido en un museo.
Solo me resta concluir de esta visita, que la ciudad florece entre sembrados de diversas especies como buenos ejemplos de lo que puede nacer en medio de la mierda que la precedió y que buen abono resultó siendo, sin embargo necesita un trabajo de jardinería que ayude a concluir un proyecto que las una, que nos permita conocerlas, disfrutarlas, caminar entre ellas.
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