De Caminar Medellín - Recorrido 2
Estuvimos caminando en el Hospital Universitario San Vicente de Paul y la Ciudad Universitaria. La salud y la seguridad fueron los temas sugeridos para discutir con nuestros invitados, quienes lamentablemente no pudieron asistir.
Un día antes de nuestro encuentro, recibí un mensaje de advirtiéndome que en la Universidad están poniendo mucho problema para entrar, desde ese momento empezó una reflexión con respecto a la seguridad.
Mientras esperamos la confirmación para ingresar al hospital, nos preguntamos a cerca de las normas de seguridad, en ocasiones estúpidas, pero seguramente motivadas, por las tristes experiencias que durante mucho tiempo, alimentaron el miedo que hoy, descubrimos plasmado en una ciudad llena de barreras físicas que interrumpen su continuidad.
Después de superar las controles que además sugieren no hacer fotografías a las personas, nos abrimos camino entre camillas, sillas de ruedas, pacientes y acompañantes siempre con caras tristes o ausentes, que evidentemente no disfrutan de la belleza del lugar, muchos de los estudiantes descubren un lugar nunca antes explorado, en el que reina un ambiente extraño, apacible, limpio, tranquilo pero extraño, la mayoría de los pacientes son mayores y las formas de los edificios se mantienen impecables, nos transportan en el tiempo, parece un lugar detenido en la historia, pero no viejo.
El recorrido nos lleva hasta la capilla, al salir nos topamos con un hombre en silla de ruedas que se pasea por la calle contigua, es la primera vez que soy consciente de ver a alguien paseando encima de una silla de ruedas, estuve a punto de abordarlo para hacerle algunas preguntas, pero me contuve, no quise interrumpir su paseo.
Nos despedimos del hospital y al salir nos percatamos de la diferencia que hacen los arboles, nos dirigimos a la ciudad Universitaria, de nuevo los controles en la entrada. Confieso a los estudiantes mi predilección por este lugar de la ciudad, un territorio neutro, en el que normalmente me siento tranquilo, les invito a tomar un jugo en cualquier jardinera del paseo central que conduce a la biblioteca, les cuento algunas historias de mi época en la U, hacemos algunas preguntas y de nuevo retomamos la discusión con respecto a la salud y la seguridad.
A pesar de que no viniera nuestro medico invitado hemos comentado lo saludable del ejercicio físico y en particular el hecho de caminar, sin embargo nuestras discusiones se centran en el tema de la seguridad y las barreras físicas en la ciudad, comparamos la ciudad con las abadías del Medioevo, murallas contemporáneas, ejércitos custodios de la propiedad privada que impiden la entrada a lugares fantásticos a los que todos deberían tener acceso, les doy la clave al menos en la Universidad de Antioquia, solo hay que decir que vamos al museo o al biblioteca, son de carácter público y puede entrar cualquiera, pero esta es una excepción, los demás fuertes de la ciudad son inaccesibles.
Nos despedimos y cada quien toma caminos diferentes, yo me dejo seducir por los corredores de la universidad y me dirijo a comprar algo de comer en el sector de la piscina, en ese momento pienso en la colección de arboles que pude ver, tanto en la Ciudad universitaria como en el Hospital y vuelve a mi memoria la imagen de un viejo árbol del hospital, es la primera vez que veo un árbol con una muleta.